
Por: Carlos Lima*
La pandemia está acelerando procesos de concientización social, lo importante es formar parte de estas ideas, informarse y ejercer nuestros derechos, la parálisis no es buena, cuando se suma con apatías ancestrales, generacionales, que vienen insertas en nuestro ADN, pues ello nos condena a no evolucionar al ritmo que lo hacen los seres humanos, otros países, sociedades o gobiernos, para nuestro beneficio y el de los que vienen.
En el caso de nuestro país, se está viviendo una grave crisis de identidad marcaria, es decir, lo referente a los nombres y denominaciones de uso artístico, robo de imagen, usurpación de personalidad, con violencia se adueñan de conceptos musicales reconocidos por las audiencias, usan su música, imitan su voz, plagian su vestuario, logotipo, buscan parecerse físicamente, e incluso llega a tal grado en el robo, que hasta se hacen llamar como los integrantes o artistas fundadores.
Este gran concierto de impunidad forma parte principalmente del no ejercicio de las atribuciones de diversas dependencias públicas, instituciones, funcionarios, servidores públicos y legisladores. En gran medida por la falta de visibilización y concientización por parte de los mismos artistas ante la ignorancia o decepción burocrática, o la idea de que existen garantes legales y causes que en realidad son extremadamente complicados, costosos y lecivos.
Cuando una ley es inaccesible o inservible, deben activarse las alertas pues se está perdiendo mucho, no solo económicamente, sino moral, espiritual, fiscal, social y políticamente.
Enumero:
- Las marcas generan riqueza, tributan.
- La sociedad se identifica con sus artistas, los reconoce, consume, son los cronistas musicales del acontecer social, nos representan en el mundo, somos asociados a su obra. Cuando no se cuenta con garantías de desarrollo, consumimos creaciones de otros pueblos, corremos el riesgo de ir perdiendo nuestra identidad.
- Espiritualmente, el consumo de artes nos hace mejores personas, así sean populares; nos entretiene, nos acompaña, revitaliza, rejuvenece, alimenta el alma y la salud humana en todas sus acepciones, mental y físicamente.
- Políticamente nos vuelve vulnerables. Revisemos el caso de los artistas más importantes de México que han muerto en los últimos años, hay una constante, su obra está en manos de las leyes norteamericanas, llámese Juan Gabriel, Joan Sebastián, José José, Vicente Fernández, y los vivos que hoy son referentes importantes; sus activos artísticos están en manos de empresas con administración norteamericana.
Tratando de ser lúdico voy a ejemplificar algo real, y entonces veremos cuántas instituciones son omisas, cómplices de esta violencia institucional sistémica.
Un restaurante bar anuncia a varios grupos musicales e incluso alguna sonora en su espacio, decide comprar publicidad o asociarse con una estación de radio, la gente asiste y no recibe lo que ve anunciado en la cartelera, no hace nada pues vivimos una normalización del fraude y el despojo.
¿Qué autoridades están involucradas en este acto?, en primer lugar el INDAUTOR e IMPI dependiendo donde se encuentre el registro del nombre artístico, la PROFECO pues no verifica el cumplimiento, el IFETEL pues permite que concesiones de radio públicas violen derechos humanos, las autoridades locales al no verificar que el establecimiento mercantil cumpla y a su vez al no crear sistemas de control que garanticen al consumidor, ciudadanía y artista sus garantías individuales, derechos fundamentales.
Todas las autoridades en sus ámbitos de competencia pueden hacer el seguimiento de oficio tienen facultades.
¿Qué leyes violan todas estas instituciones? La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Códigos de ética federales y de su secretaria cabeza de ramo, reglamentos, Constituciones Estatales, el INDAUTOR. IMPI e IFETEL sus leyes orgánicas. No ahondo en los bandos municipales, tratados internacionales; además de postulados políticos y humanos, son responsables en todos los sentidos, llámese humanos, laborales y morales.
Las cosas se agravan cuando las estaciones de radio y televisión comerciales son socios de eventos o productores ejecutivos, violan identidades artísticas y al no consagrar su concepción constitucional se deben de cancelar sus concesiones de radio, no fortalecen los valores para los cuales fueron creadas estos permisos.
Se agrava cuando con la bandera de radio comunitaria e incluso estaciones que no tienen permisos y que son denominadas como “piratas”, violan derechos humanos.
El IFETEL es omiso.
Pero… ¿Qué derechos violan las concesiones de radio?
Derechos humanos, el derecho al trabajo, a la vida digna, a la salud, los PACMIDES, que son los derechos humanos, económicos, políticos y sociales, los derechos culturales, derecho a la imagen, derechos de autor, muchos más derechos de nueva generación, sus acciones aceleran la descomposición social, además de matar a la gallina de los huevos de oro, estan rompiendo el ciclo creativo al fomentar el despojo de productos culturales.
Sin piratería marcaria, los creadores tendrían mas posibilidades de desarrollo, los centros de trabajo tendrían que apostar y anunciar nuevos productos artísticos, habría mas composición y grabación de música, diversidad, inclusión, oportunidad y accesibilidad. Hoy es más fácil por cuestiones del sistema político y económico subirse al tren del éxito y descomponer, pudrir el presente, afectando el futuro y a nuestros hijos, condenamos a las generaciones futuras a inhibir su desarrollo artístico.
La música tiene el poder de mover diversas disciplinas, la danza, la composición, la producción, la ejecución, fotografía, video, iluminación, acelera el desarrollo de todas las industrias creativas, al cine incluso.
Apostar por una creación de una “ley federal de espectáculos públicos” que comprenda el respeto irrestricto fundamentada en la creación nos pondría como una generación de vanguardia en América.
Es necesaria la socialización y concientización de los actores políticos, esta ley es de amplio espectro, seremos cede de un mundial, lo vivido en el Estadio del Querétaro en el partido de futbol de Atlas Querétaro, donde después de 2 semanas se cesa a funcionarios de nivel Estatal, habla de las lagunas jurídicas y la faltad e certeza institucional para operar.

Carlos Lima es productor musical, investigador sobre la preservación del patrimonio cultural, derechos humanos y culturales. Síguelo en: 🐦@charlylima