TUCOC (Todos Unidos contra la Cultura)

Por: Carlos Lima*

Han pasado 73 años, 876 meses y 26 mil 722 días desde aquel 10 de diciembre de 1948, cuando se proclama y adopta la resolución 217 A (III) en la que dicta el artículo 27 “que toda persona tiene derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad, a participar de los avances científicos y sus beneficios y a ser valorada por su trabajo”.

La cultura se ha convertido en política de lujo, de aparador; emulando pasarelas de la industria de la moda. Gastando millones de pesos, vivimos la normalización del despojo cultural interno y el del alma, nos hemos acostumbrado a escribir rutinariamente sobre la falta de acceso a la verdad, la antipatía de servidores públicos de todos los niveles, especializados en finanzas, salud, seguridad, gobierno y transparencia, que en contubernio permiten recortes presupuestales y reasignaciones que solo endosan los intereses políticos, anteponiendo intereses personales, ambiciones.

Para muestra, en el sexenio anterior está la denominada “Estafa Maestra”. En la actual administración, el desaire a la educación, el desprecio del Conacyt a la comunidad académica y científica nacional, y la imposición en el CIDE, el descrédito y la persecución a las universidades públicas y privadas, el discurso beligerante contra los periodistas, las asignaciones presupuestales y el uso de la cultura con fines políticos sin construir economía naranja.

La pandemia aceleró los procesos de descomposición. Reportes de diversas instituciones refieren la falta de inversión pública en el mundo, en las industrias creativas, ante las necesidades para fortalecer los servicios de salud pública, donde paradójicamente se disparan las enfermedades de trastornos mentales como la depresión, ansiedad y paranoia, multiplicando de manera acelerada los suicidios.

La accesibilidad a los derechos culturales ve cada día incrementar la brecha social, cultural, política y económica.

Son la cultura y la creación, y sólo ellas, el mecanismo para obtener mejoras en el cimiento, en el fortalecimiento estructural del tejido social. Las artes son la opción para dignificar la vida, dar motivos y estímulo ante panoramas adversos, escenarios perturbadores por el desánimo social; familias incompletas, personas discapacitadas por el Covid-19, ingresos partidos, alza de precios, falta de empleo, pérdidas, ausencias, dolores, encierro y políticos.

Ciudadanicemos la cultura, los derechos y su accesibilidad.

*Carlos Lima es productor musical, investigador sobre la preservación del patrimonio cultural, derechos humanos y culturales. Síguelo en: 🐦@charlylima

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