La opacidad en el INDAUTOR contra un IMPI fortalecido

Por: Carlos Lima*

En días pasados pude conversar con la apreciada Yara Patricia Alpízar Martínez, de “Alpízar Legal”. Estábamos entrados en el proyecto de un diplomado sobre derechos de autor y administración de carrera artística, cuando me expuso un tema que, debo confesar, me desconcertó; me pareció una idea absurda. Al escuchar sus argumentos, me di cuenta que su propuesta es comprensible, vanguardista y respetable.

De bote pronto me dijo: “él INDAUTOR (Instituto Nacional del Derecho de Autor), no debe manejar las reservas de nombre artístico, es un asunto distintivo de nombre, de marca que le compete única y exclusivamente al IMPI (Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial), en ninguna parte del mundo se maneja como en México”.

Es decir, estamos generando un doble registro, pero además, es el centro de la mayoría de los problemas legales, pues cuando existe confusión o conflicto, es porque los grupos musicales tienen, o el registro de marca o de reserva de  derechos al uso exclusivo que otorga INDAUTOR.

La idea emitida por la abogada va en contra de los ingresos de alguien que, como ella, se dedique a la especialidad del derecho de propiedad intelectual, pues un servicio que los despachos ya no cobrarían a sus clientes. Va en contra también de los ingresos de los abogados, pero es en favor de una sociedad que exige justicia, transparencia e infraestructura, de lo que carece en lo absoluto el INDAUTOR, que incluso no tiene director nombrado tras la muerte de Hugo Contreras Lamadrid, en octubre del 2020.   

La opacidad del INDAUTOR en el manejo de los registros, la información e infraestructura, ha generado infinidad de denuncias en una Fiscalía Especializada en Propiedad Intelectual e Industrial que, a su vez, carece de personal especializado y que incluso en el mundo están integradas con delitos cometidos en Internet.

Peor aún, no hay funcionarios que hayan sido sometidos a procesos por los diversos registros falsos, en cambio el IMPI es un instituto muy fortalecido, con base de datos públicos accesible para todos, pagos en línea, procesos transparentes, eficientes y eficaces.

Los creadores en México merecen una institución que facilite y otorgue estímulos a la creación. El INDAUTOR, siendo un órgano que emana del acceso a los Derechos Humanos, debería propiciar justamente este trato con humanismo a los artistas, músicos, compositores, creadores; pero, dolorosamente, no existe ni existirá.

La próxima semana abundaremos más en este tema que da para mucho. Espero sus comentarios en Twitter @charlylima

*Carlos Lima es productor musical, investigador sobre la preservación del patrimonio cultural, derechos humanos y culturales. Síguelo en: 🐦@charlylima

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