
Por: Alexandro Guerrero
Cuando lo conoces sabes que es especial. Sus puertas guardan un secreto y calmado oasis de música, tradición y eclecticismo, producto de un concepto construido desde el corazón de su dueño, Jesús Barragán: una mezcalería contemporánea, la primera en la ciudad.
Ubicado a espaldas de la Catedral de Morelia, y a media cuadra del Museo de Morelos, exactamente en la calle García Obeso, en el número 169, Salón Púrpura ocupa una vieja y clásica casona del centro moreliano. En sus paredes, de tapices púrpuras, cuelgan cuadros, grabados, dibujos, carteles y hasta una bicicleta, colección permanente que también está a la venta. Con su iluminación a media luz y una barra de madera tallada, logra que los asiduos visitantes y perdidos caminantes, disfruten de la personalidad del lugar.
Salón Púrpura es tradición y pareciera que siempre ha estado ahí. Sin embargo, no deja de reinventarse y buscar alternativas para permanecer en el gusto de un público que, a veces es exigente, a veces busca opciones más asequibles.

De ahí que su oferta de entretenimiento sea variada y construida para atender y aprovechar que todos están buscando algo inolvidable. Experiencias memorables, que impacten sin bluffear. No se busca ser una cantina que encuentres en cualquier otra parte, no trata de ser una mezcalería fifí, se trata de un lugar donde la pasas bien sin importar bien quién seas.
Atravesar sus puertas de inmediato te transporta a otros tiempos, esos donde las preocupaciones eran amores y desamores, conversaciones intensas y tortuosas, bocas besándose en un rincón o quizá cuerpos bailando al ritmo de los beats del DJ. También es el chocar de los vasos al decir salud y de reír y disfrutar de las notas saliendo de la guitarra del trovador.
Así es Salón Púrpura que permanece ahí, a pesar de haber cerrado unos meses mientras el coronavirus hizo su triunfal aparición y que detuvo la actividad de los bares, hoy reactivada en Morelia. Dicho tiempo que fue suficiente para reorganizar, reajustar y reactivar la cocina de este lugar, presentando un menú de Garnacha Fina, que le apuesta a cocina mexicana con su toque gourmet.
Por supuesto que esta propuesta gastronómica va de la mano con la propuesta de mixología que maneja Salón, que tiene una sección dedicada a los cocteles de casa, donde la base es el mezcal. Cocteles como Corazón Púrpura o Romero Tónic son propuestas diferentes para combinar un toque de sabor y textura que caliente la garganta.
Y si a esto le añadimos que noche tras noche algún artista local o invitado se presenta para deleite de los visitantes, la oferta está completa. No hay forma de que Salón Púrpura no te brinde aquello que estás buscando.
Este mes recién cumplió ocho años de existencia y si bien no se preparó celebración al respecto, sí se decidió abrir aprovechando que la reactivación económica incluyó a los bares. Y es que esto del COVID-19 cambió el panorama y sigue sin entenderse bien hacia dónde se va, sin embargo, el Púrpura se mantiene y poco a poco avanza. Tal ves, lento algunas veces, tal ves solitario otras más, pero estoico y fiel a sus convicciones siempre.
A pesar de ser conocido por propios y extraños, Salón Púrpura continúa con esa energía de accesibilidad y sencillez que le permite ser entrañable. Indudablemente es hot spot de Morelia pero no se corrompe ni se cree más de la cuenta. Simplemente es. Sigue. Permanece y eso le hace que no se encuentre en otra parte más que en Morelia, Michoacán.