
POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.
PUES HAY MI DIOS, no sé para que nos traes a este valle si además de hambre, de soledad, de sufrimientos, de no tener, de solo estar con hambre y estar vacía a pesar de que cada día te ruego y te rezo para decirte que se haga tu voluntad y no la mía y no me dejas ni resollar, cuando mi Pancho se nos va y ni siquiera lo puedo ir a ver ni velar porque nos dicen en el hospital de por acá que como se contagió del coronavirus pues lo van a quemar, incinerar, pero la verdad es que lo queman y yo no sé si al hacerlo también queman el alma y su espíritu, ni siquiera llegará el Día de Muertos ni tendrá sus flores de cempasúchil ni sus tamales, ni su mezcal, ni su mole, ni los llantos de sus hijos que ni siquiera se recordarán de él en su despedida porque no lo verán, en verdad mi Dios que nos haces sufrir mucho y no entiendo para que venimos a este valle si ni siquiera te vemos ni sabemos de ti más que con las soledades, las lágrimas, las ausencias, las secas y la matas muriendo de sed por el mal tiempo que nos dejas, y no sabemos ni porqué porque los curitas dicen que por nuestros pecados, pero sin solo pensamos en la comida y en el agua no puedo ni tener pecados ni malos pensamientos porque esos ya están acá, como un castigo que no nos merecemos…
Pues no entiendo, él se fue lejos para el Norte, para trabajar y nos mandaba de vez en cuando algún dinerito y muchas esperanzas de que pronto lo veríamos y nos llevaría para allá, que es donde laboraba y recogía verduras nos contaba, muchas verduras, jugosas y grandes que se empacaban para la exportación a los Estados Unidos y por eso dice que los gringos están grandotes, porque comen bien y no jodidos ni flacos y panzones como nosotros que somos chaparros, buenos para caminar porque no podemos andar en carros porque ni siquiera tenemos caminos y para llegar hay que caminar y caminar, dejando el alma en los suelos y la esperanza en cada paso y pues ahora que se muere mi Pancho, pues no sé qué voy a hacer, ni para velarlo, no sé cómo les diré a los hijos que su padre se fue quemado para el otro lado y que solamente me dejan las cenizas, ni siquiera con rescoldos, pues sabe si está completo para enterrarlo, porque son poquitas y mi Pancho pues era grande y fuerte y cantador y gallero y tomador de mezcal y buen amante, claro que lo voy a extrañar mucho, ni sé cómo se fue si contento o doloroso como el cristo de la iglesia que estaba lleno de dolor y de sangre. Los médicos me dicen que esa enfermedad no deja respirar que le hicieron de todo pero no pudo tomar el aire que es tan de todos y no vale, pero no pudo resistir y se murió y porque no debe contagiar pues lo queman y ni siquiera le podemos dar la despedida…
Y ni siquiera termino de llorar y de entender la muerte si se puede entender a pesar de que nadie se salva de ella a su tiempo, pues llega el “coyote” que se lo enganchó para el norte y me dice que tiene todavía que pagar, porque no pago todo y que hay que abonarle y así se van juntando además de las penas las miserias y los cobros, todo es dinero mi Dios, no hay nada del alma y del buen espíritu, ya no vemos lo que hay a cada paso, ni siquiera podemos tejer la palma, nadie compra en estos días, ni siquiera compraran los sombreros o los petates o los canastos dicen que porque el coronavirus está jodiendo todo, no solamente mata de pronto sino también nos va a matar por hambre y el dolor de que todo nos falte.
Pues las fiestas de la Santa Cruz que son el tres de mayo tampoco se permitieron porque nos podríamos contaminar y a lo mejor el santo Señor nos castiga porque no le recordamos con sus cohetones, sus tragos, sus misas y sus rezos y cantos, ni la feria se puso, ni se pusieron los puestos de Clayudas y de tacos y aguas frescas, ni los atoles ni las garnachas ni las empanadas de amarillo que son de fiesta, ni tomamos chichilo, ni los moles ni los frijoles con yerba de conejo, ni siquiera las flores de mayo florearon como otros años y es que si no hay nada, cada día se pondrá peor y las clases no hay y los niños todos el día en la casa sin hacer nada, dejando las letras y los cantos y los himnos y los cuentos y las sumas y las restas y todo eso que no pude aprender porque no nos dejaron los tatas, porque decían que éramos viejas y que no necesitamos más que casarnos y no servían las letras para el petate ni para el metate, que estudiábamos y que nos volvían rejegas y contestonas en vez de sumisas y calladas para que cuando el hombre deseara el petate pues una supiera y cuando deseara el metate pues una toreara y de buen modo, porque las viejas para eso son y la verdad es que mi Pancho pos no era así, él respetaba y me cantaba y susurraba palabras bonitas cuando quería algo y me acariciaba diciendo que no me dejaría jamás y pues el buen señor se lo llevó antes de que cumpliera su promesa, y la verdad no sé por qué es un castigo de Dios, si nos partamos bien y si es por los pecados de la carne no sé cómo el Cristo llegó si no fue por medio de su madre María, que lo parió…y todo ¿para qué? Para que hiciera algunos milagros y lo traicionaran y lo llevaran a la Cruz, yo conocí cuando me case con Pancho y fuimos a Juquila y de ahí a Huatulco, la Santa Cruz que no se pudo quemar y que ahora está en pedazos en varias iglesias y dicen que es milagrosa igual que la señora de Juquila, y es tan pequeña que parece una muñequita a la que todos los días le cambian los vestiditos, y los curas los parten y los dan en pedacitos a los que dan limosnas que para que a uno lo proteja y por eso en la camisa del Pancho bordé el pedacito que trajimos, y de nada sirvió, ni las velas de cera cera que le compramos y prendimos en la iglesia y nos trajimos los cabos para tenerlos al lado de la virgencita que me regaló el Pancho por mi casorio y pues ahora solamente me voy al rancho con una cajita con las cenizas, es todo lo que me quedó del viejo y ni siquiera la foto como le hacen en los pueblos que le toman la foto en la caja antes de enterrarlo ,para que se les recuerde y no sé si vale hacer las misas y la levantada de cruz si no hay cuerpo, y yo ya me sequé, ni lágrimas me salen, solo un nudo en la garganta y las preguntas sin respuestas y sin saber qué les diré a los críos de que su padre, es solo esta cajita de cenizas…. Y pues ni modo …