
Por. Alexandro Guerrero
“El Nahual” de Rafael Villegas, bajo la dirección del maestro Roberto Baillet fue su primer trabajo en escena. La prensa especializada de aquellos tiempos respecto al nobel trabajo de María Elena reseñaba:
“Todo esto está conseguido en la ocasión presente. Y como añadidura se da la revelación de una actriz dramática, de capacidad y temple dentro de ese tono de lo trágico natural, difícilmente igualable, por su condición privativa de tipo indígena auténtico. María Elena Olivares, protagonista de esta pieza dramática se muestra en un plano de creación artística indiscutible.

El acierto conjunto y personal de los restantes intérpretes del reparto numeroso de esta obra es justa y perfecta en su armonía y dentro de la proporción que les corresponde en la labor que desempeñan.”
Fuente: ÚLTIMAS NOTICIAS, 24 de enero de 1955.
Los actores. Dentro de un conjunto homogéneo y muy convincente, destaca por su sinceridad patética, María Elena Olivares. El resto su mayor elogio. Es decir que no hay ninguno sobresaliente.”
Fuente: EXCELSIOR, 4 de febrero de 1955. Firmaba, nada más y nada menos que Emilio Carballido.
Se trata sin duda de una trayectoria que en teatro nacional , en cine y televisión ha sido tan rica y consistente que a modo de homenaje por estos 65 años de trayectoria.
Co relatos intercala fragmentos de una entrevista exclusiva recientemente realizada a la actriz con síntesis y recapitulación de momentos importantes en su carrera.
¿Cuáles son los personajes que hayas interpretado que más recuerdas?
María Elena – El primer personaje que recuerdo es el de Lupe, en la obra él Nahual de Rafael Villegas estrenada el 22 de enero de 1955, bajo la dirección del maestro Roberto Baillet. Lupe es una joven indígena a quien su pequeño bebé se enferma de difteria y el mundo se le viene encima cuando, cegadas por la superstición, ella y los vecinos hacen más caso a la bruja que dice que el niño está embrujado que al médico, a quien no dejan entrar al jacal, dando por conclusión que el niño muera en sus brazos.
El segundo personaje que recuerdo con alegría es Cocalina del monólogo del mismo nombre, escrito por Yvan Bienvenue y didrigida por Boris Schoemann, ella es una anciana que estando en el asilo contrata los servicios de un gigoló, quien por drogadicto, se le muere entre las piernas. Este monólogo lo he seguido presentando por espacio de 17 años en diversos escenarios, e incluso viajó a La Habana en 2006, con motive de la celebración de los 80 años de Fidel Castro.
El tercero es Harriet de La Tortuga de Darwin de Juan Mayorga y dirigida por Ginés Cruz protagonizada por mí y que se estrenara en 2019 en el Teatro Samta Catarina de Teatro UNAM. Este personaje ha dejado una gran huella en mí por su mensaje y su sabiduría ya que hace conciencia en el público de lo destructiva que es la raza humana. Creo que éste es el personaje más importante de mi Carrera.
A.G. ¿Cómo descubriste que ésta era tu vocación?
María Elena – Yo actúo desde muy pequeña, viviendo mi infancia en un pequeño poblado de la Huasteca Potosina, Tamazunchale y no existiendo ningún teatro, montaba y dirigía obras en la iglesia del pueblo, único lugar donde había un escenario. Llegué a Cd.Mx a los 10 años y a esa edad, acompañada de mi hermanita Clotilde de 11 años me dediqué a buscar dónde poder actuar. Formé parte del elenco artístico infantil de la XEQ y dábamos funciones en provincias cercanas a la capital.
Durante mi adolescencia formé parte de varios grupos de teatro, pero en ninguno me sentía a gusto pues actuaban de una manera muy formalista, muy diferente a como yo lo hacía.
Fue hasta 1954 que me invitaron a actuar en la obra A Medio Camino de Carlos Prieto, que se estrenó en Bellas Artes en Junio de 1954 en un Concurso de grupos teatrales, bajo la dirección del maestro Roberto Baillet, alumno distinguido y reconocido del maestro Seki Sano.
Desde que me integré al grupo y vi el primer ensayo decidí que ese era mi lugar, que eso es lo que quería hacer el resto de mi vida. Recuerdo que el personaje protagónico, Maclovio Vallarta lo interpretaba Amado Zumaya y verlo interpretarlo me fascinó pues él actuaba como yo lo hacía. Después me enteré que ellos trabajaban con el sistema vivencial de Stanislavski.
Resulta que yo actuaba vivencialmente, sin saber que esto era un sistema, una técnica!
Desde entonces supe que yo había nacido para actuar y mi meta en la vida es ser feliz actuando!
A.G.- ¿Qué diferencias encuentras del teatro de entonces al de nuestros días?
María Elena.-Bueno al yo iniciar mis estudios cone el maestro Roberto Baillet y posteriormente con el gran maestros Seki Sano (quien me becó 2 años en su estudio ubicado en los altos del entonces Cine Chapultepec, que estaba ubicado en donde ahora se encuentra la Torre Mayor) todos mis trabajos actorales eran siguiendo el sistema Stanislavskiano.
Después, en el transcurso de mi carrera he trabajado con otras técnicas y la que me gusta mucho es la brechtiana. Me gusta hacer rompimientos y hablar directamente al público dándoles un mensaje directo, aunque sigo disfrutando el sistema vivencial.