Sistema de salud rebasado, entrega cadáveres equivocados, sin diagnósticos y sin seguir protocolos

Redacción (Con información de Grupo Fórmula)

CDMX, 23 DE ABRIL DE 2020.- Nadie sabía dónde estaban los restos de Ángel Dorado Salinas, quien falleció a los 52 años, la madrugada del martes, en el Hospital General de México por “posible covid-19”. Hoy su familia ya tiene sus cenizas, pero él fue cremado por otra familia que no era la suya.

Sin embargo, a su familia le entregaron otro cuerpo: el de un desconocido. Teresa Padrón, su esposa, llegó hasta la colonia Doctores de Ciudad de México, con su dolor a cuestas y acompañada de al menos una decena de personas para exigir justicia.

La viuda explicó que fue gracias al servicio funerario que contrató que se percató de la negligencia: “La funeraria fue la que me avisó que no podía ver a mi esposo y que la caja iba a salir sellada del hospital. Acepté y le dije que estaba bien, pero que yo quería cerciorarme que el cuerpo en esa caja era de mi esposo”.

Antes de sellar el ataúd, el servicio le envió una fotografía y constató que el cadáver era el de un hombre de unos 50 años, aproximadamente, pero no, no era su esposo. “De no ser por la bendita funeraria, nos hubiéramos llevado a otra persona”, lamentó Teresa.

La salida del cuerpo de Ángel fue autorizada por el encargado de la oficina de cadáveres del Hospital General de México, Aarón Mota, como consta en el pase firmado y sellado el 21 de abril, violando los lineamientos de manejo general y masivo de cadáveres por covid-19 en México.

Los lineamientos establecen el derecho de los familiares a ver el cuerpo de sus fallecidos, sin tocarlos, para lo cual se les tendría que proporcionar un equipo de protección personal. “Deberán utilizar precauciones de contacto y gotas, supervisadas por personal de salud.

Se les otorgarán los Equipos de Protección Personal y se dará la recomendación de no establecer contacto físico con el cadáver —no tocar ni besar el cuerpo— ni tener contacto con las superficies u otros objetos de su entorno que pudieran estar contaminados”, se lee en el documento.

A pesar de esta negligencia no hubo autoridad que recibiera a la familia de Ángel, quien luego de haber estado cinco días en el hospital nunca tuvo un diagnóstico certero. La familia asegura que el ingreso fue por insuficiencia renal y que un día después se les notificó que podría ser portador del virus que provoca el covid-19; sin embargo, hasta el día de su muerte nunca llegaron los resultados.

Hoy la familia afirmó a Cito Gómez Leyva, que ya les fue comprobado que las cenizas que recibieron, son las de Ángel, sin embargo, no tuvieron oportunidad de velarlo.

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