#Opinión ¡QUE CONSTE… SON REFLEXIONES!

POR: SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS

En verdad que uno no puede imaginar lo que sucede con muchos seres humanos en las situaciones de crisis. Pero cuando uno tiene y goza de la libertad, del buen aire, de los paisajes verdes y con visiones lejanas, cuando uno siente los aromas de los días y las horas, cuando soplan los olores de las tortillas, de los moles, de las clayudas, de las salsas, del queso y quesillo, del huevo en la sartén, cuando escuchas los cantos y sonidos del silencio y de las montañas, cuando en los silbidos van los mensajes y saludos, cuando en la música se va labrando los campos y orando al cielo para que llegue la lluvia, cuando las manos se van como si nada en los tejidos, bordados, ollas, barro, madera y se van pintando y saliendo de la nada los mensajes del alma, seguramente es muy difícil “encerrarse” para pasar la crisis del coronavirus, es más, en muchos lados ni se sabe ni conoce lo que pasa en el país y en la realidad, ellos viven la propia, en muchas comunidades esperando los mensajes de sus seres amados y lejanos o esperando el que lleguen o que manden para el gasto y los hijos o los viejos.

Algunos tienen radios y escuchan y se confunden en la inmensidad de los mensajes que al final de cuentas genera la desinformación y no ayuda ni apoya a nadie, se provocan los rumores y se hablan de cosas lejanas y con terror y horror se ve una vida lastimosa desde lejos, desde las montañas y los valles. Los hombres, mujeres y niños en los campos son seres de libertad y alas largas, los viejos se quedan rumiando los recuerdos en sus casas pero envían sus sueños y las bendiciones en cada pensamiento y en cada instante cuando pasan los sueños y los días y los años. Por éstos rumbos no estamos acostumbrados a los encierros, a lo mejor no salimos porque no hay para qué, pero la vista y los aires y las distancias nos dejan ver mucho más allá que en las ciudades donde nos abruman los ruidos y las muchedumbres, nos gustan las reuniones entre nosotros, aceptamos recibir a los demás con buenos modos y costumbres como mandan las reglas de la comunidad y de los buenos modos caseros, pero en general los indios y las comunidades sabemos andar en la soledad y las distancias entre cada monte y cada valle. Tenemos el don de saber esperar, pocos lo tienen y pocos lo aplican. Sabemos los tiempos de romper la tierra, los de sembrar, el de esperar los primeros brotes, de agradecer las aguas, de ver los cielos, vemos para abajo con la esperanza de la cosecha y vemos para arriba con la esperanza de la bondad del tiempo y de los señores del tiempo y de la naturaleza. No podemos adelantar ni atrasar ni la siembra ni la cosecha ni el trabajo ni los rezos y agradecimientos que damos por medio de la Guelaguetza que es el dar con la bondad que recibimos y dar gracias a la madre tierra y al rey sol y la Luna y los vientos y las aguas.

En los campos sabemos recibir pero también, muchas veces, sabemos de perder, de no tener cosechas, de pensar en que pasan los días y los meses con lo poco que tenemos para nuestras mesas y los silencios se vuelven mayores y no hay forma de sacar los miedos pero no dejamos las risas y sonrisas, el pensar en los Nahuales y en los Tonales, en los cuentos de miedo o las historias de vida o de muerte, en la vida de los pájaros y de los animales que siempre nos acompañan, cada gallo, gallina, guajolote, perro, chivo, borrego, buey, gato, pájaro tiene un nombre y todos se identifican con el grito o el canto o el chiflido y saben también esperar y estar libres. Los chanchos andan por las calles y nadie les molesta ni los agreden, saben quién son sus dueños, vagamos con los pies polvosos y los ojos bajos, tapados por rebozos o por sombreros, sabemos cuándo son los calores y las lluvias o los fríos y las enfermedades de cada tiempo. Así es la realidad y la naturaleza cuando se encuentra uno entre ellas ,y así las visiones son muchas y los colores y las magias se alientan en cada cabeza ,y por ello, en los campos hay muchos artistas, las que tortean y hacen los tacos, las que guisan con manteca y saben del olor y los sabores y los chiles en las salsas, la sal de grano, el café en la olla, el agua del manantial o del goteo en las cuevas de la Mixteca o en los valles, saben del mezcal y de sus magueyes, del palo para el carbón o de las leñas, conocen a las hormigas y a los alacranes y gusanos, por eso cuando nos hablan de refugiarnos y guardarnos  no lo entendemos en estos lares, no nos gustan los encierros ni les tenemos miedo, pero sabemos del dar porque sabemos del agradecer al recibir.

Por los valles y los montes se conocen a los seres más increíbles y se conocen las historias y se tejen las ideas y los chismes y mitotes, todos saben cuándo hay que rezar u orar, llorar o sonreír, total, eso es lo que hacemos al diario, la vida natural es la buena vida para muchos y así hemos pasado los tragos amargos o las alegrías de cada caso. Sabemos ganar y sabemos perder, ni lloramos ni nos angustiamos, sabemos esperar porque nada es permanente ni para siempre, todo cambia aunque parezca que los tiempos y las cosas se detienen en el tiempo y las montañas y los recuerdos.

En las noches, los grillos y las estrellas como que se hablan entre sí cuando las gentes callan y solamente miran las chispas de los fogones y escuchan las historias de los vientos y los ladridos de sus perros. Se conoce del amor, es como algo lejano y muy cercano, las pieles se calientan y los roces y besos saben a glorias y los suspiros dan los tiempos y las noches ya no son largas, el amor acorta el tiempo y lo hace pasar más rápido, también la muerte, cuando hay que velar a los difuntos y llorar por ellos y sus almas sabiendo que ya no volverán, que solamente cada día de muertos  llegan cuando los vivos mantengan sus recuerdos y sus gustos, pero en la realidad a nadie nos gusta el encierro porque la libertad está en estos campos, valles y montañas y no los cambiamos hasta que se nos termine el tiempo. Sabemos recibir con gusto y agradecimiento y sabemos perder con paz y pues así están las cosas pero también están los aires buenos y la salud y la libertad pero no el encierro…solo la distancia entre uno y otro.

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