#Opinión Montemayor y Oaxaca: “Encuentros” II

Por: Alexandro Guerrero

Carlos Montemayor nació en Parral, Chihuahua, el 13 de junio de 1947 y murió en la Ciudad de México el 28 de febrero de 2010, fue escritor y traductor mexicano, activista social en defensa de las comunidades indígenas y de los grupos más vulnerables de su país. Conmemorando su décimo aniversario luctuoso el pasado 28 de febrero de 2020, retomamos su obra “Encuentros en Oaxaca”  (Aldus, 1995)  con el objetivo de que sea conocida sobre todo por las nuevas generaciones y, en general, por un público lector que desconoce textos muy importantes en materia de lenguas originarias como este.

El año de la edición de “Encuentros en Oaxaca”, mencionaba Montemayor que habiendo trabajado a profundidad diversos aspectos de la literatura griega arcaica, de la literatura latina, clásica y medieval, así como de literatura contemporánea, con especial énfasis en literatura portuguesa e inglesa, le impresionaban en particular la belleza del latín y del griego, pero muy especialmente la lengua zapoteca del Istmo, de la cual consideraba que la sonoridad melódica estaba dada por una fuerza en la pronunciación profundamente hermosa. Cabe señalar que a ciertos intelectuales elitistas les pareció desmedida y escandalosa esta comparación del zapoteco con el griego.

En “Encuentros en Oaxaca” Carlos Montemayor no buscó situarse desde una mirada antropológica ni con una perspectiva etnológica porque, señalaba, poder acercarse a la culturas indígenas para tener una nueva visión requería reconocer como punto de partida la expresión cultural y literaria de esas culturas originarias, de modo que reducirlas a “objeto de estudio” impone una barrera tanto cultural como ideológica que no haría posible este cometido. Esto se articula de manera particular en este relato de Montemayor con la desconfianza que describe sentían los indígenas zapotecos, para quienes el uso de su lengua tenía más que ver con defenderse que con cualquier posible criterio estético.

Montemayor señala el contexto de discriminación que se profundizó en el siglo XIX en México, caracterizado por una voluntad constante de negar la existencia del indio. Por ejemplo, antes del primer Congreso Constituyente José  María Luis Mora pugnó para que se aboliera por decreto la existencia del indio, incluso porque desapareciera este vocablo; en lugar de hablar de indios proponía que se hablara respecto a su condición, es decir simplemente como “ciudadanos pobres”. Si bien en la actualidad la pluralidad étnica ha sido constitucionalmente reconocida, considerar a las lenguas de los pueblos originarios como menos valiosas que otras sigue siendo una manera de subordinarlos.

“Encuentros en Oaxaca” es solamente una faceta de todos los acercamientos al mundo indígena que tuvo Carlos Montemayor. Para los críticos literarios elitistas este interés de Montemayor era una suerte de “experiencia religiosa”; consideración con la cual se pretendía restar importancia al aporte crítico y decolonial que este extraordinario escritor sumó al estudio de las los idiomas y culturas de los pueblos originarios. En este libro, trabajo de una de las voces fundamentales del México contemporáneo, Carlos Montemayor muestra su esfuerzo por entender las literaturas indígenas; los frutos de este análisis pueden advertirse en varios órdenes de la transformación de México y del estado de Oaxaca en la actualidad.

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