
MIÉRCOLES 18 DE MARZO
¡QUE CONSTE… SON REFLEXIONES!
POR SÓCRATES A CAMPOS LEMUS.
UNO COMO QUE ANDA POR LOS CAMINOS COMO “PATA DE PERRO” y bueno, es cuando uno se fija en los pueblos donde todo es calles de piedra o de polvo y lodo, donde los niños juegan entre risas y llantos y gritos y corretean entre los árboles de las plazas, pues ahí es cuando ve que los perros de rancho son flacos, tienen como sus dueños el hambre permanente que se muestra en los huesos de las costillas y en esos ojos saltones y los gruñidos cuando hay un hueso en disputa, un pinche hueso descarnado, pero como todos en los ranchos están relacionados con los perros y los hombres, y por eso dicen que cuando los ven en manada corriendo atrás de un carro y ladrando y gruñendo, pues las gentes dicen que son como los políticos de rancho: “Solamente el de adelante sabe a qué le ladra o le gruñe” y pues, cuando se alebrestan mucho y amenazan con desconocer a sus dueños o el hambre les llega a doler en el alma y les brinda fuerza para la rebelión, pues reciben algún pellejo y algo de hueso, y entonces dicen los rancheros que los perros como los políticos se callan con hueso y solamente se dedican a mover la cola y es así que los van manipulando, los domestican al igual que a los guaguas y por eso, cuando ya los tienen mansitos, que le hacen caso al amo o al viejo cacique que les manda, los políticos también son como los perros de rancho, “Cando hay pleito pues los sueltan y cuando hay fiesta pues los amarran”…. Y bueno cuando son tiempos de elecciones y disputar los cargos, los políticos son como los perros en brama, se van atrás de cualquier perra y le buscan y pelean sabiendo que al final de cuentas de nada valen los pleitos y los gruñidos, porque se aparean con el que más le cuadra o le dan el hueso al que más se deja y así se van dando las cosas en los ranchos, parece que todos están cortados por la misma tijera.
En las ciudades les ha dado por cortarles las cuerdas bucales a los perros para que no ladren y en los ranchos pues perro que no ladra y muerde es bueno, pero siempre deben ladrar para avisar, hace algunos años llegaba a Santa María del Tule, ahí quedé prendido de ese enorme árbol de más de dos mil años que se mantienen fuerte y hermoso frente a la iglesia del lugar, contemplando la belleza escuchaba a un niño que decía, pues mira nada más: “cuántos perros desearían miar en este árbol” y pues las carcajadas por la idea, pero es la verdad. Muchos creemos que los árboles de tal tamaño y nivel son mágicos y “santos”, que tienen algo que toman de la energía de los que van y de la zona en la que se encuentran, de ahí se van nutriendo y cargando los años en sus ramas y uno, entonces, camina por ahí, entre las callejuelas de Santa María del Tule y llega al mercado para tomar sus Clayudas, sus tacos de barbacoa de chivo, sus caldos, sus empanadas de amarillo o de queso y flor de calabaza y se huelen las tortillas y las gentes se admiran del tamaño y de sus costos con el café o los atoles y las aguas, pues después a recorrer el mercado de “las artesanías” y pues creo que nos equivocamos porque todo es un arte popular, los bordados, las ropas, los sombreros, las cosas de barro y esos perritos llenos de plantitas de chía, y comienzan a ver tantos pero tantos colores y aromas que uno como que se pierde en sus ideas y en sus sueños y recuerdos y así se van yendo las horas hasta que llegan los tiempos del mezcal y que, si este es el espadín y este otro el de pechuga o de Tobalá y desfilan cientos de botellas, todas con algo que las distingue para el consumo, manteniendo una sola cosa igual: todos emborrachan y sacan las palabras y dejan que las muinas se pierdan en los gritos o los llantos y muchos suspiran tomando un trago con limón y sal de chapulín o de gusano.
Y en esas uno está rumiando sus recuerdos y pensando en sus problemas y de pronto se acerca una vieja, llena de arrugas y además de pedir para su taco pues empieza a comentar: “Pues acá hay bueno brujos, ahora les dicen chamanes, pero la verdad es que son brujos, y ellos hacen las limpias para sacar los males y que entren los bienes, es como vaciar los cántaros llenos de agua a los que ya no cabe nada, una pena más y se derraman y así pues, la limpia es como vaciar las penas y limpiar el cántaro, no quiere decir que no vendrán más penas, es parte de la vida para llegar a la muerte, total es el mismo camino, por eso acá como hay buenos huevos de cocona, de guajolota pues, hay buenas ramas de viejos árboles que sirven para limpiar, agua de lluvia recolectada en muchos lados, copal negro o copal claro dependiendo de lo que uno traiga de males o de peores, pues acá lo limpian con mezcal, le hacen su círculo de mezcal del bueno y le ramean, pero antes le limpian y le van sacando las tristezas y las muinas y los males y los llantos, se olvida uno de todo, como que la piel se pone chinita y pues en la rameada uno siente como se vuelan todo lo que nos ahogaba y nos mantenía en la tristeza” por eso hay que hacerse las limpias y tomar en serio el traer el medallón o medallita colgado de los hilos rojos y uno pues paga, esto es solamente fe y confianza, y como dicen: pues si no hace daño pues a lo mejor puede hacer el bien y uno se limpia fuera de la vista del cura y lejos de la iglesia, cerca de los viejos árboles que también son viejos ahuehuetes que todo se tragan y desaparecen entre sus raíces y sus ramas.
Y uno deja Santa María del Tule camino a Tlacolula y Yagul y Mitla y Hierve el Agua, pues son caminos sencillos, y como en peregrinación, recorriendo las zonas de nuestras raíces y nos cuentan: “pues dicen que desde la iglesia de Mitla, hay una entrada a una cavernas que van conectando hasta la costa y las viejas crónicas dicen que hay cincuenta leguas de ahí al mar y por ahí, en esas cavernas que parecen los caminos del Infierno o de la Vida pues se llega a tener una nueva visión y otra forma de poder donde la magia le penetra y le da fuerza y poder… no sé si es verdad, pero uno se queda con la idea…andar los caminos de la vida.