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Como parte de las festividades navideñas, en Oaxaca tiene lugar una tradición peculiar en la que campesinos y artesanos hacen gala de las posibilidades impensadas de sus oficios. Cuentan que los hortelanos del barrio de Trinidad de las Huertas, en un tianguis en el que se vendían los alimentos necesarios para los días de vigilia previos a la Navidad, comenzaron a adornar sus puestos con figuras de rábanos que ellos mismos hacían para que llamaran la atención de los compradores. Como las figuras eran cada vez más elaboradas, en 1987 se decidió hacer un concurso que desde entonces se realiza la noche de cada 23 de diciembre en el Zócalo de la capital de este estado.

Aunque esta celebración dura únicamente una noche, el trabajo que supone la elaboración de las figuras hechas con rábanos comienza desde meses antes, específicamente comienzan a sembrarse en septiembre pero esta labor se alarga hasta noviembre. El cultivo de estos rábanos es especial, pues en el proceso se busca obtenerlos de distintos tamaños y de distintas formas porque de eso depende que se logren figuras más elaboradas. Un día en particular, el 19 de diciembre, se cosechan los rábanos que fueron cultivados de manera expresa para servir a la manufacturación de las creaciones que concursarán la noche de los rábanos, de modo que para realizar estas figuras los participantes tienen sólo cinco días.
Aunque se ha abierto la modalidad de “tema libre” que permite concursar con cualquier tipo de figura, la costumbre es que éstas aludan a escenas que se consideran tradicionales: fiestas, danzas, personajes, etcétera, característicos de Oaxaca. Las figuras logradas pueden ser impactantes por lo elaboradas que pueden llegar a ser y por la imaginación de sus creadores, algunas son verdaderas piezas de arte, al punto que hay concursantes renombrados gracias a su participación en este concurso con piezas que han sido inolvidables.