Ignacio Toscano, sin presencia física, pero ausencia… jamás.

Redacción Transformación. (Con información de agencias, Secretaría de Cultura y entrevista de semblanza de Miguel Ángel Flores Vilchis)

Más de un mes sin la presencia física de Ignacio Toscano, sin embargo, nunca será una ausencia porque vive en su enorme legado de amor por la cultura de México y de Oaxaca.

Imagen: Milenio

Incansable promotor cultural, quien ocupó puestos de relevancia a lo largo de más de cuatro décadas, vale la pena hoy y siempre, poner en relieve aspectos que forjaron esa hechura de fino hierro y calidez al mismo tiempo.

Ignacio Toscano tuvo una preparación singular al cursar diversas especialidades en planteles de primera línea, como Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM,) antropología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y música en la Escuela Nacional de Música.

Llegó a ser director de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), tras haberse desempeñado como titular de Actividades Culturales de la Universidad Autónoma Metropolitana, y dirigió el Festival Cultural Sinaloa. También fue director general de Instrumenta Oaxaca, así como sólido candidato para presidir, primero, el INBA, y luego el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

“Nunca tuvo título, trabajó como ingeniero que construía puentes entre los artistas y el público. Fue un gran creador de sueños”, escribió Miguel Ángel Flores Vilchis en una entrevista de semblanza publicada en la revista Casa del Tiempo.

Y es que fue precisamente en la Universidad Autónoma Metropolitana donde Toscano definió lo que habría de ser su pasión, no necesariamente su profesión, porque fue en la recién creada Unidad Iztapalapa donde comenzó a trabajar en el departamento de Actividades Culturales. Era 1976.

Había estudiado en la UNAM, arquitectura; Antropología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y música en la Nacional de Música, pero la promoción cultural se convirtió en una de sus actividades preferidas, por lo cual lo mismo fungió como director de Ópera de Bellas Artes o Gerente del Palacio de Bellas Artes, que director ejecutivo del Festival Cultural de Sinaloa, o encargado de despacho de la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca.

Y así se fue. Al momento de su muerte, el pasado 7 de enero, aún fungía como director del Centro Cultural de Oaxaca, luego de más de un mes de hospitalización en el Instituto Nacional de Nutrición. Así se fue, pero se quedó.

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